Recuerdo

 

Recuerdo.



Recuerdo caerme de la silla sin saber mi nombre.

Recuerdo despertar sobre la cama sin saber como había llegado, oliendo a besos ajenos.

Recuerdo pasearme desnudo, con una copa y un pucho en la mano con esa irreverencia omnipotente del exceso de felicidad.

Recuerdo cuando me sentía un ángel caído en este mundo.

Recuerdo mi exceso de energía.

Recuerdo cuando era el centro de la atención y morías de risa con mis chistes.

Recuerdo mi amor universal y las ganas de basarlos a todos y todas.

Recuerdo haber pasado horas en el balcón bailando conmigo mismo e imaginando escenarios futuros contigo, embriagando mi pena.

Recuerdo haber abrazado como el mejor de mis amantes a la taza del baño, en una noche de futilidad.

Recuerdo haber hablado más de trecientas palabras por segundo sin poder hacer detener mis pensamientos.

Recuerdo gesticular, gritar, reír, saltar y seguir gesticulando cuando te contaba una historia.

Recuerdo despertar a las tres de la mañana por más de un mes completo y levantarme a escribir, con ganas de comerme el mundo.

Recuerdo todas las veces que sentí que era alma sin cuerpo.

Recuerdo pasar horas mirando una esfera de mi árbol de navidad, buscando mi imagen dentro de ella.

Recuerdo despertar llorando en medio de la noche con miedo a traicionarme.

Recuerdo los ojos de intriga del psicoanalista.

Recuerdo el sonido de la impresora con la prescripción médica.

Recuerdo los mañanas de medicación, contando las pastillas para no repetirlas.

Recuerdo mirar el techo de mi habitación sin ganas de levantarme.

Recuerdo mi dificultad para pensar, y el esfuerzo que dedicaba en ordenar mis ideas.

Recuerdo la angustia que me daba saber que iba a tener que estar un tiempo fuera.

Recuerdo el miedo que tuve de no volver a ser yo y perderme entre medicinas y especialistas.

Recuerdo la mirada de los  demás, la  ignorancia, la risa de algunos y la falta de empatía.

Recuerdo mi desinterés por todo y mi desdén.

Recuerdo el agotamiento.  

Recuerdo mis ganas de querer hacerme un bolito y dormir para despertar en otro año.

Recuerdo todas las veces que sentí que era cuerpo sin alma.

 

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